Se aproxima la gran tragedia de la Pasión de Cristo. Nos
llega la llamada Semana Mayor (y “Santa” porque es de Dios). Hay que ver la
semanita que nos espera si meditamos un poco, lo que la locura de unos cuantos
hizo pasar a un ser humano que sólo buscaba paz, solidaridad, concordia e igualdad
entre los hombres del mundo. El egoísmo humano no tuvo -ni tiene- límites. Un
tema este último de difícil solución y que no es donde yo quería ir a parar. El
tema en cuestión al que quiero hacer referencia es a la simbiosis entre campo y pueblo que nos ofrece la celebración del Domingo de Ramos.
Hago míos el sentimiento y las palabras de una de las mejores plumas costumbristas de
la actualidad, mi tocayo Antonio García Barbeito, cuando describe la belleza de
la naturaleza y la enlaza con las tradiciones y el buen uso de los pueblos. Al
campo acude dicho pueblo, por ejemplo, para arrancarle a la naturaleza las más
sencillas y multicolores flores olorosas ofrecidas a María en mayo; o también
para adornar las cruces con “el pegajoso” y flores silvestres; o también para
alfombrar con juncia y romero las calles por la que pasará Su Divina
Majestad el día del Corpus…
Qué horas más agradables son éstas del Domingo de Ramos al
ver como hombres, mujeres y niños -de la mano de su abuela- participan de esta “bendición
de la naturaleza” en la iglesia de la Resurrección. Este día y a esta iglesia acude
el pueblo llano por la mañana con sus mejores galas y con la intención de
conseguir una rama de olivo; otras personas llevan palmas elaboradas por
artesanos de la hermandad de la calle Granada. Una vez bendecidas, adornarán
los balcones y ventanas de muchas calles de nuestro Bornos, rememorando así
aquella lejana Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén.
De verdad que estas tradiciones nunca se deben perder u
olvidar, pues forman parte de nuestra cultura. Que conste que nuestro pueblo
da buena muestra de ello, y cada año
acude más gente a esta celebración, conservando así la sensibilidad heredada de
los mayores. Enhorabuena a los bornichos.
A.G.B.