La Señora de la Resurrección |
El origen de la festividad del Viernes de Dolores se remonta
a la Edad Media. La denominada fiesta de Nuestra Señora de los Dolores, preparada
por la literatura ascética del siglo XII, es introducida por primera vez en
Alemania consecuencia del Sínodo Provincial de Colonia (año 1423) para
contrarrestar las burlas de los herejes hacia la imagen de la Virgen Dolorosa.
A raíz del mismo, el arzobispo de Colonia, Teodorico de Neurs, la inserta en el
viernes de la tercera semana después de Pascua.
Será en 1727 cuando Benedicto XIII la extienda con el título de “Fiesta de los Siete Dolores de la Bienaventurada Virgen María”, situándola el viernes después de la dominica de Pasión, es decir, el viernes anterior a la Semana Santa, a fin de recordar los dolores que padeció la Santísima Virgen María durante la Pasión de su hijo.
La controversia radica en el año 1688, y en concreto, parte
de la Orden de los Siervos de María que difunde el culto de la Dolorosa y
obtiene del Papa Inocencio XI una fiesta propia de la tercera dominica de
septiembre, que posteriormente Pío VII extenderá a toda la Iglesia en 1814.
Será Pío X quien asigne establemente el 15 de septiembre.
Paralelamente, en lugares como España ya existía un culto
especial en torno a Ella dentro del contexto de la Semana Santa, donde se tiene
como motivo de hermandades y cofradías.
Sin embargo, durante el Concilio Vaticano II, dentro de las
diversas modificaciones al calendario litúrgico, se decidió suprimir las
fiestas consideradas “duplicadas”, es decir, aquellas que se celebrasen dos
veces en un mismo año. Por tanto, se suprimió la fiesta primigenia de los
Dolores de Nuestra Señora el viernes anterior al Domingo de Ramos, siendo
reemplazada por la moderna fiesta de Nuestra Señora de los Dolores, el 15 de
septiembre.
A pesar de ello, la Santa Sede y las normas del Calendario
Litúrgico contemplan en el Misal Romano que “en los lugares donde se halle
fervorosamente fecunda la devoción a los Dolores de María y en sus calendarios
propios sea tenida como fiesta o solemnidad, este día puede celebrarse sin
ningún inconveniente con todas las prerrogativas que le son propias”.
En Bornos, en la Iglesia de la Resurrección, tenemos
documentación que atestigua que ya en el año 1747 ésta era una festividad
arraigada. Así, la devota Mariana Carrasco en su testamento dotó “a mi madre y
señora de las Angustias sita en la iglesia de dicho hospital de la Resurrección
de esta villa” (nombre con el que en la época era conocida Nuestra Señora del
Mayor Dolor) de una huerta “para que la goce por suya y de su renta se le haga
una fiesta el Viernes de Dolores de cada un año con Santísimo Manifiesto todo
el día, misa cantada y sermón, y a la tarde Corona, Salve y Letanías; y sino
(sic.) se pudiere predicar el sermón por la mañana que se predique a la tarde
[…]”.
Posteriormente, en el año 1775, se funda la Orden Servita.
También en este caso tenemos constancia de que se sigue celebrando la
festividad del Viernes de Dolores en la misma Iglesia de la Resurrección en
honor a Nuestra Madre.
En última instancia, señalar que a lo largo del siglo XIX
desaparecerán tanto la Orden de los Siervos de María como la propia hermandad,
pero que sí se mantiene la tradición de celebrar la festividad de María el
Viernes de Dolores, siendo el único culto anual que se oficia con regularidad a
lo largo del tiempo en dicha Iglesia de la Resurrección.
Refutando a nuestro hermano Manuel Barra en su libro Iglesias y
Ermitas de Bornos (1), tenemos documentación servita donde en el año 1788,
encabezando el acta de 25 de marzo, se lee: “Hallándose junta la congregación y
Orden Tercero de Sierbos (sic.) de María Santísima de los Dolores, Nuestra
Señora y Madre de Dios, en su glorioso título de las Angustias, en esta su
Yglesia y hospital de la Santíssima Resurrección de Nuestro Señor Jesuchristo”.
Por tanto, concluimos que fue la devoción popular y la importancia de esta
fiesta de los Dolores el desencadenante del cambio de advocación de Nuestra
Titular, siendo el propio pueblo el que le atribuye el nombre de Dolores.
Esta prueba de continuidad y fervor nos responde el porqué a
esta iglesia, y a esta Dolorosa que veneramos, no se le pudo despojar de su
festividad en un día tan insigne para nuestra cofradía, quedando entre las
exenciones señaladas por el Concilio Vaticano II.
[1] BARRA RODRÍGUEZ, M. Iglesias y ermitas de Bornos,
Hdad. Ntra. Sra. del Rosario, Bornos, 1995, p. 117: “En esta iglesia se
estableció la Venerable Orden Tercera de Siervos de María Santísima de los
Dolores, vulgarmente conocidos como Servitas, el 14 de julio de 1775 […] ya
hacía tiempo que la Virgen de las Angustias era denominada como Virgen de los
Dolores”.
A.G.S.